“El miedo que se pasa en las horas que preceden a la corrida es espantoso. El que diga lo contrario miente o no es un ser racional. Se cambia el tono de voz, se adelgaza de hora en hora, se modifica el carácter y se le ocurren a uno las ideas más extraordinarias. Luego cuando ya se está ante el toro, es distinto. El toro no deja tiempo a la introspección. Es la inspección del enemigo lo que embarga los cinco sentidos… Mientras los banderilleros corren al toro, el matador junto a la barrera, tiene unos minutos para pensar… cuando coge la muleta y la espada ya no hace más que lo que instintivamente le dicta una subconsciencia cuyos mandatos han tenido una previa elaboración. Ante el toro no piensa ni duda. El ejercicio de la lidia es tan absorbente, tan vital, que, a mi juicio, ponerse sin decisión ante los cuernos del toro es fatalmente perder la partida”
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Juan Belmonte, matador de toros. (Manuel Chaves Nogales, Editorial: Libros del Asteroide )
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Texto y foto: Aurora Espiga.
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Juan nos presenta el Toreador de Bizet 6 Septiembre2012 |
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