Hace unos pocos días sobre las piedras grises y antiguas de este mi Pueblo Grande, unas gentes nacidas lejos, con su piel y sus sonidos, llenaron de color y calor el aire de una tarde que la tozuda insistencia de un ya viejo invierno había pintado de luz cana. No paraban de reír, se movían y movían, casi diría que danzaban y al verlos tan vivos y tan lejos de la oscuridad y del frío, me trajeron sensaciones nuevas, que como el sonido de “cabalgata de furia” de hoy avanzan imparables.

Color, calor, ruido, brillo, vida… Si, ya tenemos por aquí a la Primavera.

El BOE publicó ayer los estudios de impacto ambiental de los primeros pozos que quieren poner en funcionamiento en las Merindades. Todos ellos están cerca de Valdivielso. Las conclusiones de la multinacional BNK dicen que "todos los impactos analizados se han considerado o bien compatibles o bien moderados". Este estudio nos aclara que uno de los pozos estará ubicado a 22 km de la central nuclear de Garoña. Desde aquí os animamos a presentar alegaciones ante esta amenaza para nuestra tierra. Fracking no, ni aquí ni en ninguna parte. Recientemente, el ayuntamiento de Villarcayo ubicó en su balconada una pancarta contraria al fracking que nos hizo recordar algunas declaraciones del mes de mayo y reflexionar sobre ello.

La Asociación de Mujeres "Luna" de Frías ha organizado, con motivo del internacional de la mujer, la XIII edición de su concurso de poesía . Por tercer año nos pidieron formar parte del jurado y el pasado sábado acudimos a la ceremonia de entrega de premios. Pese al fútbol y la espectacular tarde que tuvimos en la ciudad, la sala Jaguar se volvió a llenar. La ganadora fue Mamen Hernández de Madrid con "La lluvia cae y eriza la piel en octubre", el 2º premio recayó en Begoña Gimenez de Ávila por "Paseo" y el 3º en Manuel Quiroga por "La mujer es un mundo de infinitas presencias". El premio a la mejor declamación fue para Laura Garrido de Vitoria por "Mujeres mágicas". Nos trajimos algunos sonidos de la ceremonia, las voces de la ganadoras y el testimonio de dos jóvenes. Uno, Jonás, de León, salió del público y, por primera vez, leyó uno de sus poemas a otra gente, lo hizo leyéndolo de su móvil. El otro, Fernando, del valle de Mena, autor con 17 años de la novela "Amania". Ejemplos esperanzadores en tiempos de telebasura. ¡Enhorabuena a todos!

«Una mañana de alguno de los días que siguieron al 18 de julio, a hora temprana, llegó un camión a Quecedo.» Así comienza el testimonio de quien fue testigo de un hecho histórico. Pero, ¿acaso un testimonio hace historia? La memoria de un testigo suele ser incompleta, y el recuerdo puede estar distorsionado por el paso del tiempo. Los historiadores acostumbran a fijarse más en los documentos escritos, sobre todo si estos son oficiales. Sin embargo, dichos documentos en ocasiones omiten la mención de hechos que el redactor consideró irrelevantes y, otras veces, contienen incluso falsedades involuntarias o premeditadas. Entonces, ¿cómo se ha de hacer la historia? Lo mejor, sin duda, es una combinación de datos obtenidos a partir de varios testigos y distintos documentos. Cuantos más datos se obtengan, mejor será la aproximación a lo que realmente sucedió, aunque nunca será más que eso, una aproximación. Los hechos se quedaron en el pasado, y el tiempo de los seres vivos solo se mueve hacia delante. No podemos revivir lo sucedido. La única cosa factible es recoger, confrontar y combinar aquellos recuerdos que la memoria y los archivos han guardado. Poniendo manos a la obra, y en la medida de lo posible, ofreceré aquí unas pocas piezas de ese complicado mosaico que es la historia de un pequeño pueblo en una época que fue extraordinariamente difícil.

La memoria de Isabel guarda imágenes de un suceso que causó una fuerte impresión en la jovencita de 15 años que era ella entonces, en julio de 1936. Lo describe así: «Unos cuantos hombres iban en la parte trasera del camión. Se dijo que los traían de Panizares y Tartalés. Nada más llegar a Quecedo, los falangistas que venían con el camión se pusieron a detener más hombres. La gente se asustó mucho.» [Seguir leyendo]

Hace un par de semanas volvimos a hablar con Eugenio, el pastor de Robladillo. Andaba por casa, con añoranza de campo, con ganas de pastoreo. Nos contó que a las ovejas les faltaba brillo, que también ellas esperaban salir pronto. Eran días de invierno, días de añoranza de primavera. También nos habló de la actualidad política, de las cencerradas que daban en sus tiempos mozos, de los sustos de hacienda. De los honrados y los ladrones. En la imagen un oveja musga de Eugenio.