La música que hoy traemos es casi un torbellino. Un torbellino de luces, de timbres, de trinos y de colores. Música llena de viento que parece revolverlo todo y que por momentos nos urge a despertar y nos invita a sonreír. Y si, curiosamente sonreímos al escucharla, porque a casi, casi a todos nos llega muy dentro siendo además en su camino, capaz de despertar algún que otro antiguo recuerdo dormido. En mi caso ese recuerdo, que lo hay, va siempre unido al movimiento rotundo, constante, rítmico y caliente de un abanico de nácar, madera, y papel que vive conmigo.
Texto y foto: Aurora Espiga.
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Juan nos presenta "Fandango de Doña Francisquita" de Amadeo Vives |
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