«¡Cuántas personas han existido antes, para que nosotros existamos ahora!», decía mi dulce y reflexiva sobrina Monika, contemplando un árbol genealógico muy sencillo que solo se remontaba hasta sus bisabuelos. Por mi parte, yo suelo sentir cierta tristeza al ver tantos nombres de aquellos seres a los que ya, en la mayoría de los casos, ni siquiera podemos poner rostro. ¡Tantas vidas olvidadas! Sin embargo, decir en voz alta sus nombres, encontrar lazos de parentesco, averiguar dónde y cuándo nacieron y vivieron, … es como darles un soplo de vida durante un breve instante. Existieron, luego existen.
Creo que a todos mis primos de origen quecedano, tanto los que son carnales, como los primos segundos y terceros (no por ello más lejanos), les gustaría saber de dónde viene ese apellido nuestro tan raro que, dentro de las Merindades, solo se encuentra en el Valle de Valdivielso. Os contaré, de manera resumida, hasta dónde he podido llegar. No es todo lo que desearía averiguar, pero, de momento, es parte del camino.
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