Ayer el diario El País se paró en la historia de nuestra radio. Lo hizo a través de Verne el suplemento que nos encontró en la red. "En otras épocas, exploradores, aventureros y escritores recorrían el mundo buscando lo asombroso. Hoy, tenemos internet. Verne: mil maravillas por minuto". Es lo que cuenta su cabecera, así que sintámonos maravillosos en esta semana calurosa de mayo. Aquí podéis leer lo que dicen. Otro día os contamos todos los mensajes que nos están llegando de muy variados lugares.

Andábamos camorreando si el Puente Nuevo de Valdenoceda se llamaba también Puente de Aire o no cuando Jesús Revilla nos vino a ilustrar:" En el siglo XVIII la Comarca de las Merindades hace lo que puede para que el trazado de la nueva carretera de Burgos a Bilbao discurra por Valdivielso y Villarcayo. No puede ser, se eligió la opción de Orduña. A principios del siglo siguiente surge una nueva oportunidad cuando se propone abrir un nuevo camino carretero de Burgos a Bercedo. En 1829 se hará realidad. En la nueva vía hay tramos destacables, los puertos de la Mazorra y Bocos (este no estaba en el proyecto original) y los puentes de Bocos y Valdenoceda. Al nuestro se le conocía ya como Puente del Aire, posiblemente por la dificultad que entrañaba el cruzar la zona los días ventosos. De la Peña del Aire queda un retazo, pero fueron muchas las carretas que mandó al Ebro. Así que el nombre lo tenía más que justificado.
Otra cosa era en El Valle, que obviamente se distinguían los dos Puentes como el de Puentearenas y el nuevo, en contraposición.
En cualquier caso, el Puente del Aire o el Nuevo, que de las dos formas lo llamo, es un bello ejemplo de arquitectura funcional. Salva el Ebro en el tramo más estrecho con un solo ojo en arco de medio punto que arranca casi de la base de la estructura, e integra perfectamente los estribos en las orillas de manera que no parece un Puente "pegado" sino un elemento más del paisaje. Adornado en las cuatro esquinas y dotado de bancos para el descanso en los apartaderos se embellece la obra y se le da una importancia como sin duda fue el esfuerzo de su construcción".

De lo que nadie discute es de la Peña del Aire, cerquita del puente, y de la que Félix nos cuenta aquí una curiosa historia.

Cuando estas notas de zarzuela vaguen por El Valle, aquí habremos recuperado la llamemos normalidad de todos los días y ¡caray! es una pena, porque por un muy breve espacio de tiempo hemos tirado de fondo armario (cada vez tiramos más y mejor) echándonos a la calle y haciendo nuestro un trozo de ciudad para llenarlo de claveles rojos y pañuelos blancos, de tiras bordadas en blusas y faldas, de mantones de manila, de chopines, chupas y parpusas (*) dejando entonces aflorar lo que en realidad esta ciudad nunca ha dejado de ser: un pueblo, un pueblo grande. Mi Pueblo.

San Isidro 2017.

(*) Chalecos, chaquetas y gorras.

Trece años de trabajo de un proyecto que nació de tres asociaciones, una junta vecinal y el grupo de acción local de la zona. Como nos cuenta José Ángel Sánchez Fabián "un proceso nacido de abajo y al que se han ido uniendo instituciones". El espacio geográfico de Las Loras fue declarado geoparque mundial por la UNESCO, hace unos días. Jose Angel Sanchez Fabian, uno de los coordinadores del proyecto, nos cuenta aquí lo que supone y como ha sido la labor llevado a cabo en estos años.

El Boalo es un municipio de 7.000 habitantes en la sierra madrileña que ha saltado a los medios por su plan de residuos cero. A nosotros nos llamó la atención que tuvieran "en nómina" un rebaño de 70 cabras y por ello llamamos a Blanca Ruiz, concejala de Medio Ambiente, para que nos contara más cosas. Es probable que a esa hora el alcalde estuviera pastoreando las cabras municipales pese a no ser pastor. Compostaje domiciliario, recogida puerta a puerta de envases, avicomposteros, participación de los niños y los colegios, gallineros o reutilización de enseres son parte de las iniciativas puestas en marcha. "No hacemos otra cosa que recuperar usos tradicionales que se habían perdido" afirma.