A casi todos nos suena el amianto como algo nocivo para la salud. Un cancerígeno que sigue formando parte de nuestro paisaje aunque ya esté prohibido su uso en España. El fibrocemento, que forma el tejado de esta fría imagen, es un ejemplo de los que tenemos en Valdivielso. El pasado verano, Lluis Mallart, experto en amianto, nos visitó y nos enseñó muchas cosas sobre este asunto. Sobre la prevención, sobre la comercialización en algunos países, sobre los 20 años de retraso con que se legisló en España. Amianto tenían los guantes de los panaderos, las estufas catalíticas, los secadores de pelo, los trajes de bomberos, las tostadoras de pan... La Audiencia de Madrid condenó hace unos días a la empresa Uralita a indemnizar con más de 2 millones de euros a 39 personas. Lo novedoso de la sentencia fue que obliga a la empresa a indemnizar por primera vez a vecinos y familiares –en su mayoría mujeres– que estuvieron expuestos al amianto, y no sólo a los trabajadores de la fábrica. Y, mientras, en algunos países se sigue permitiendo.
Foto: Peio Garmilla
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Lluis Mallart: Desamiantando en mundo
Ene2018 |
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