La hemeroteca de Mertxe se detuvo hace unos días en los breves que la prensa provincial recogía a finales del XIX y principios del XX hablando de pequeños hurtos sucedidos en nuestro valle. De algunos de los sospechosos incluso teníamos referencias, mejores, gracias al testimonio de uno de nuestros vecinos. Repasamos aquí algunos de esos recortes junto a la reflexión de Mertxe García Garmilla, impagable archivera de nuestra historia pequeña, hizo ese día: " ¿Redistribución de la riqueza? ¿Cobro rápido de deudas? Si el vecino tiene chuletas para comer, mientras en mi casa solo hay panceta, y poca, ¿no estaría bien "equilibrar" las cosas? Si el amo no paga debidamente mis servicios, ¿acaso no es lícito que yo me los "cobre" por la vía rápida? Si tengo frío, ¿no puedo tomar "prestada" la capa que mi vecino no está usando? Si un listillo me está "aligerando" de cereal las fincas, ¿no puedo yo hacerle lo mismo? Si… si yo hubiera sido jueza en Valdivielso, seguramente lo habría tenido complicado para juzgar estos casos que se redactan de una manera tan escueta en la prensa. Estoy segura de que la realidad contenía mucha más historia. Y yo habría tenido que buscar atenuantes, incluso en aquellos hurtos de los que fueron víctimas mi bisabuelo Lucas Garmilla Porras y su hermano, mi tío-bisabuelo Manuel. Hay gente con un gran sentido de la propiedad, y otros que piensan que lo que hay en el campo es de todos, incluso creen que las abejas no tienen dueño. Y hubo pobreza y hambre. ¿Picaresca, mala fe, ingenuidad, necesidad? Es difícil saberlo. La Guardia Civil cumplía con su obligación deteniendo a los sospechosos, la prensa no se mojaba, y a los jueces les caía la responsabilidad de emitir veredictos y dictar sentencias. Quiero suponer que estos últimos intentarían ser conciliadores, porque la enemistad entre vecinos no es cosa buena, y en muchos casos la condena podía llevar a una serie infinita de revanchas. Por otra parte, “Aborrece el delito y compadece al delincuente”, decía doña Concepción Arenal, que visitó muchas prisiones. Sin embargo, qué difícil es compartir esta idea cuando uno ha sido la víctima. Que se lo dijeran a mis bisabuelos, cuando a uno le birlaron una oveja, y al otro no le dejaron ni una sarta de chorizos. Lo tendrían claro: Sifriano y Sisebuto al calabozo. Pero, cuando los pobres roban a los pobres, todos acaban perdiendo. En fin, Valdivielso no era sino una parcela más de un mundo muy complicado".
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Tiempo de ladrones: robos en Valdivielso hemeroteca
Mayo2018 |
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