En la música, como en cualquier otro orden de la vida, y por supuesto en el arte, hay ciertos clichés, modas que generan criterios de opinión. El pobre Haydn, eclipsado por sus contemporáneos más conocidos (Mozart y Beethoven), no escapó a este especie de desinterés popular.
No le ayudó en nada su monótona e insulsa vida palaciega, en un auditorio llenos de nobles dispuestos a dar más de un bostezo mientras escuchaban su música. El pobre de Haydn es para muchos como ese busto del abuelo metido en una vitrina. Es bello, pero no sabemos que hacer con él y menos aún, claro, nos atrevemos a tirarlo.
Pero lo cierto es que “papá Haydn” es uno de los máximos exponentes de la historia de la música y es de justicia que, aunque sea tan tarde como en el programa treinta y cuatro, Sonata Fácil sepa reconocérselo.
Enrique de la Peña
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Enrique de la Peña: Sonata 34 Papá Haydn
Junio2019 |
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