"El pueblo fue mi refugio, mi salvación" nos dijo Eugenio la pasada semana cuando la conversación le hizo recordar aquellos años jóvenes en los que la fiesta marcó su vida. Mucho trabajo, mucho beber y algo de grifa que fumar junto a su pasión por las mujeres a punto estuvieron de llevarle por el mal camino. Menos mal que tenía el pueblo y su pasión por las ovejas. Recordamos también aquellos salones de baile en los que "las grajas" iban a controlar lo que hacían los jóvenes. El baile siempre le gustó a diferencia del cine o la ópera. A esta última le invitaron y aceptó creyendo que era teatro. Nos reímos recordando lo poco que le gustó. La política tiene también algo de teatro y este le gusta más. Al menos estar informado de él. Cree Eugenio que el gobierno de coalición empezará suave y que al de dos años los socios irán a degüello, unos frente a otros. No es muy optimista.

Hace tiempo que Feher Masawa es uno de nuestro vecinos. Una de las primeras veces que hablamos le preguntamos por el significado de su apellido artístico. Nos habló entonces de un viento nocturno. Desde que decidió vivir en el valle le hemos ido conociendo poco a poco, sabiendo cada día más cosas de él, queriéndole. Hace unos día tocó conocer a sus padres, Asun y Fede. Ambos médicos y residentes en Madrid. Ella formando a futuros médicos en la universidad y él especializado en el VIH. Sus hijos se han ido a vivir al pueblos y ellos están alegres de verles felices. También cantaron una de Silvio porque, ya sabéis, la familia que canta unida permanece unida. Aunque unos vivan en Madrid, la otra en Artieda y el nuestro en Puentearenas. Nos ha servido para descubrir que Fer no siempre sonríe. Cuando toca el bajo se pone serio. Ya lo dijo su amiga Paula hace unas semanas: "Alrededor de Fernando Pulido siempre pasan cosas buenas". Nos pasa lo mismo en Radio Valdivielso. Dice Asun que en nuestra emisora se hace entrañable lo cotidiano.

Pasó la noche de Reyes y con ella la magia.

Para este tipo de abracadabra son precisas dos cosas: una, la incertidumbre, la que nos mueve en la búsqueda y la que estimula el aprendizaje; y dos, la sorpresa, que es hermana de la anterior y que sólo puede existir cuando cualquier expectativa está abierta, si la mirada es amplia y la imaginación carente de prejuicios.

Y esta es la labor de estos magos: hacer que germine en los niños el principio fértil de la incertidumbre y la inocencia de la sorpresa.

La música es una excelente vía de transmisión de estos principios. A Sonata Fácil llegaron los juguetes en forma de pequeña sinfonía, apenas un divertimento.

El apellido Valdivielso aparece en muchos lugares del mundo. Gracias a la búsqueda de sus orígenes hemos conocido a gentes de muy variados sitios. Hace unos días pasó por el valle John Valdivielso, natural de Virginia (EE.UU) y lo hizo acompañado de su familia. El padre ya había estado en el valle hace 40 años y tenía algún vago recuerdo. Sus hijos, Carl y Benjamin, seguro que no olvidarán la soleada mañana de invierno en que descubrieron el sitio que les da tan complicado apellido de pronunciar para sus paisanos norteamericanos. Charlamos un rato con ellos y hasta les hicimos cantar.

Esta vez el cronista habitual no pudo estar en el concierto que organizamos en Quintana. Por ello recurrimos a algunos de los protagonistas. Por un lado, Javier, uno de los miembros de Coda nos habló del calor del público en medio de la heladora tarde en la iglesia de Quintana. Por otro, el entusiasmo de Balí, uno de los espectadores. "Espectáculo maravilloso e intimísimo. En mis 42 años en las Merindades este concierto y el de Chavela Vargas en Espinosa son los que más me han impactado". Balí se comprometió a preparar un caldo en el próximo concierto invernal. Finalmente, Montse y Roberto, organizadores, resumen los avatares del evento. También os dejamos el concierto casi completo.

Marina pasó por Valdivielso durante el verano de 2018. Quería fotografiar las manos de algunos vecinos y charlar con ellos un rato. Entonces, aprovechamos para organizar un taller de escritura dentro de Échale cuento. Hace unos días regresó para anunciarnos la exposición "Manos" que el día 11 de enero a las 13 horas presentará en la escuela de Puentearenas. El proyecto no se ha quedado solo en eso sino que también tiene una publicación que ese día podremos comprar. Marina vino con César y Ana, sus padres. Él, de Ahedo del Butrón y apasionado de su pueblo y de la radio. Hasta el otro día sólo la conocía desde el otro lado del aparato receptor. Aquí se destapa como locutor de buena memoria. Y las manos de Erena, Paco, Carmela, Jesús, Miguel, Pura, Candelas, Ameli, Leandro... ¿sabes de quién son las del cartel?

Radio Valdivielso y la Junta Vecinal de Quintana presentamos al grupo vocal CODA en concierto. Será mañana sábado 4 de enero en la iglesia de San Millán de Quintana a las 19:30 horas. Las entradas a 5 euros se podrán adquirir allí mismo. Hablamos con Jesús unos de sus componentes. "El Grupo Vocal CODA es una formación burgalesa que se funda en 2013 por aficionados a la música coral que participan o han participado en otros proyectos musicales. Se trata de un grupo reducido de voces graves, que mantiene vivo su interés por el canto de todas las épocas: desde las primitivas cantilaciones hasta la música más actual. Sin embargo, donde más interés están poniendo es en la interpretación del Canto Gregoriano y la polifonía más antigua, basada en el propio Canto Gregoriano". En el concierto del sábado en Quintana cantarán cantos gregorianos, polifonía primitiva y temas navideños.

Los que escuchamos cada semana a Enrique en Radio Valdivielso sabemos de su debilidad por Bach. Cualquier disculpa le sirve para hablar de Juan Sebastian, para volver a escuchar alguna de sus obras. Lo que yo nunca habría imaginado es que un chicle Bazoka le fuera a dar pie a volver a hablar del autor de "La Pasión según San Mateo". Como un chicle pegado bajo un pupitre podría parecer un argumento de poco peso, antes criticó la alegría que puede despertarnos escuchar a Vivaldi, Haydn, Wagner o Beethoven. Que si la de uno es muy pastoril, que si la del otro muy británica, que si la de aquel puro fuego de artificio. Total que Enrique quería hablar de alegría y ahí, como no, la de Bach es la buena. Una alegría que te empapa como la niebla de esa mañana, como la lluvia fina. La que te moja sin que casi la sientas, la que te hace ser mejor persona. Todo ello lo contó en la escuela de Toba, en ese mismo lugar al que llegaba Doña Margarita, la maestra, atravesando el frío del invierno. Allí la esperaban las hermanas Sedano, dejando de masticar el chicle Bazoka y pegándolo bajo el pupitre para, en otro momento, volver a metérselo en la boca y volver a sentir el sabor de la goma de mascar que habían comprado en el Bar de Vicente. Y es que a Enrique de la Peña cualquier historia contada al vuelo le sirve para hilar. Y aunque de hilandera no le veo, estoy seguro que el teatro se ha perdido una gran actor. Lástima que la urología se cruzara en su vida. Gracias a Enrique y gracias a los Amigos de Toba por hacer posible estos momentos en los que, además de su aperitivo, saboreamos el rato compartido con la buena gente.