El hombre que inventó una ciudad entera, la dibujó en un papel y pudo verla levantada unos años después. El artista comprometido que pensaba que “las obras de arte están hechas de emoción y sorpresa”. El extraordinario arquitecto que, hormigón en mano, fue capaz de doblar la línea “No me atrae el ángulo recto ni la línea dura e inflexible creada por el hombre, lo que me atrae es la curva libre y sensual, la curva que encuentro en las montañas de mi país, en el curso sinuoso de sus ríos, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer preferida… y las del universo”.
Oscar Niemeyer, el último de los grandes maestros de la arquitectura del siglo XX, se ha marchado. Se nos ha ido para siempre. Pero al igual que sucede con la música, sus formas vivas sobre la tierra, nos acompañarán para siempre.
Texto y foto: Aurora Espiga.
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Juan nos presenta Sonata para violin - Beethoven 6 Dic2012 |
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