A finales de septiembre charlamos con Mentxu, una de las hijas de Vicente y Magdalena. Sus padres fueron durante muchos años quienes regentaron el bar de Puentearenas. El negocio que comenzó Emeterio, hoy Bar Tipi,  fue conocido como el bar de Vicente durante décadas. La conversación nos llevó a otros asuntos que  también se detienen aquí. Por el bar pasaban los gitanos, llegaban en sus carros cargados de niños y cestas. Les gustaba el café torrefacto. Los niños bailaban "mejor que Farruquito". Cuando se iban dejaban la dirección del bar para que allí les llegaran sus cartas. Al volver, meses después, su hermano, Josevi, les leía las cartas recibidas y les escribía la contestación. Ellos no sabían leer ni escribir. La imagen muestra aquel lugar y también nos habla de gentes y lugares.

Subir escalones de dos en dos de la mano de mis padres. Esquivar a los que bajaban mientras yo subía procurando no perder el equilibrio y al final de las escaleras tocar tierra y sentir a La Suerte disfrazada de décimos sonoros en la garganta de Las Loteras que atiborraban la acera. Comprar uno de ellos y llenar la imaginación de sueños, de sueños que se mezclaban con hojaldre caliente y crema en la pastelería de siempre. Sueños y sabores bañados con chocolate caliente cuyos restos en los labios se limpiaban con pequeñas servilletas de papel siempre blanco. Y después llegar a la Plaza Mayor, de este mi Pueblo Grande, a comprar figuritas para completar un Belén que durante años, año a año fue creciendo con nosotros.

Navidad, Navidad en mi Pueblo Grande.

PD: Si vienen al Pueblo Grande no dejen de probar las “napolitanas de crema” de La Mallorquina (pastelería desde 1894).

El corazón heavy de Alberto se abrió a músicas nunca imaginadas de la mano de Bruna. Ella le contó la historia de la "Tammurriata Nera" que Nuova Compagnia di Canto Popolare interpreta recogiendo una canción popular. Relata la historia de las napolitanas que en tiempos de la 2º Guerra Mundial parieron hijos negros fruto de sus relaciones con soldados estadounidenses. Lo contó Alberto y lo cantó Bruna que nos regaló su simpatía y alguna intimidad amorosa. Nosotros compartimos con ellos  alguna canción valdivielsana que habla de italianos y chupetes. Mille grazie, amore