Eugenio, el pastor de Robladillo, se ha covertido en colaborador periódico de nuestra emisora. Con su sabia campechanía de siempre nos habló de la angustia que le da la niebla, no poder ver en la lejanía, la misma que le producen los edificios de las ciudades. Nos habló también de cómo, acabado el servicio militar, decidió irse a la ciudad y allí, trabajando de pintor de brocha gorda, aguantó tres años. Una ventana a las afueras de Pucela le costó mucho pintarla, un rebaño de ovejas ocupó el encuadre y embelesado se quedó mirándolas. Fue entonces cuando supo cual era su destino. Con Eugenio, además de recuerdos, hablamos de la situación actual del campo y del mundo. Y lo hizo, como siempre, sin pelos en la lengua. La Montse y el Jacinto Post también se colaron.
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Eugenio, el pastor de Robladillo Enero2013 |
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