Se desliza suavemente, sin apenas moverse, de forma pausada e inequívocamente elegante. Emprende decidido su camino, gira, se aleja, se aleja para repentinamente girar de nuevo y continuar, continuar dibujando con su movimiento un abanico de ondas que se agranda y agranda tanto, tanto se agranda que acaba borrándose ante nuestra vista. Pero sigue y sigue sin apenas moverse, sin descomponer su figura… sin abandonar ese modo de ser, de ser una gran bola delicada de algodón que sentimos resbalar por un lienzo de raso.
. Formas, ondas, sonidos…
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Gruñón y ágil. Enfadado e increíblemente rápido, con un punto de melancolía y desdén. Madera, viento… El Fagot, esa especie de “patito feo” de los instrumentos de viento. Ese gran desconocido.
Texto y foto: Aurora Espiga.
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Juan nos presenta "Concierto de fagot" de M.Franz Danzi Marzo 2013 |
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