Miren esa mochila azul, esos calcetines rojos y blancos en unos pies que no llegan a alcanzar el suelo colgando desde un serio taburete acolchado de piel. Esa espalda recta, esos aún frágiles brazos que en perfecto ángulo con el cuerpo, llevan con precisión a unas manos de dedos todavía pequeños a tocar con poca duda la tecla blanca, correcta, de un enorme y brillante teclado. Miren su cara, su expresión, su atención, su temprana pasión, su dulzura, la paz que de su rostro emana y no pierdan de vista la sonrisa de quien le acompaña.
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Hoy, día 2 de octubre, en un tramo largo de una de las calles anchas de este mi Pueblo Grande, siete enormes pianos de cola no han parado de sonar hasta la caída del sol demostrando, una vez más, que la Música es y será patrimonio de todos, de todos y de cada uno de nosotros.
Texto y foto: Aurora Espiga.
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Juan nos presenta "Concierto para violín" de Felix Mendelssohn Oct2013 |
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