La nieve volvió y con ella las fotos invernales y nuestras conexiones con la carretera. Allí , un año más, nuestro amigo Carlos de Condado nos pone al día de cómo están las carreteras de nuestro entorno. Hoy, desde aquí, queremos volver a agradecerle su labor. Esto es lo que ayer nos contaba, a eso de las 11h. Decía que había 52 cm de nieve acumulados en La Mazorra, a las ocho de la mañana. Que se cruzó con un camión "tirado" y que tuvieron que rescatar al coche de la Guardia Civil a golpe de pala. Que en Barrio de Bricia había más de dos metros en un ventisquero. Decía que "a veces hay que ir sacando la cabeza por fuera para ver si el quitanieves quita tierra y de ese modo desviarse por el lado correcto". También el día anterior nos dio un buen consejo, poner ruedas de invierno.
Gracias, amigo

Sobre una enorme plataforma de piedra de catorce metros de altura levantaron hace 2.500 años una ciudad. Tuvo una vida corta, pero suficiente para convertirse en uno de los emplazamientos más fascinantes de la antigüedad. Sus restos hoy en día son de una belleza sobrecogedora. Les dejo una Parte del Todo. La Parte: la Puerta de las Naciones con sus columnas de casi veinte metros y sus majestuosos hombres-toro alados. El Todo: la deslumbrante Persépolis.
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El sonido que hoy tenemos nos llega decantado por el paso del tiempo y es una brillante Parte de un magnífico Todo. La Parte: seis voces luminosas en un espléndido sexteto. El Todo: la maravilla sonora que es la opera Lucía de Lamermoor.
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Disfruten… .
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Pocos, pero entusiastas, nos acercamos hasta las dianas de San Antón el pasado fin de semana. Las de Puentearenas son las primeras fiestas del año y aunque no apareció ni el pimentonero, ni Eugenio, ni Rebelde, el burro con el Agapito pedía patas por los pueblos, si sonó la dulzaina, sí saboreamos las torrejas y sí compartimos algunos recuerdos. "Que no se acaben nunca las fiestas" decía Pedrito. Que así sea.

Hace dos meses estuvimos en Sevilla, en la asamblea de REMC, y aprovechamos un rato libre para visitar a Carmenchu y Enrique. Ella de Quecedo, él sevillano, los dos buenos amigos de nuestra radio. Aquella visita me hizo recordar el día en que, micrófono en mano, nos conocimos. Era el verano del 2008 y, además del valle y de la capital hispalense, hablamos de su vocación de maestros, de su pasión por la enseñanza. Se conocieron en La Campana, pueblo sevillano donde estaban destinados. Carmenchu antes había sido la maestra de Santaolalla. Enrique después estuvo en el colegio de las 3.000 viviendas durante 22 años. Ahora que se sigue hablando mucho de cómo educar mejor, escuchar sus palabras resulta más necesario que nunca.

Enrique Díes nos habla hoy de algunos desastres arqueológicos vividos en el valle en los últimos años Por aquí pasan el castro de La Mazorra (en la imagen), el alto de San Andrés de Población, una vivienda de Quintana de 1758 y el alto de San Zornil de Arroyo. La casa ya no está en pie, sobre el castro hay un aerogenerador, en San Zornil se hizo hasta una pista de motocross y la concentración parcelaria se llevó lo que, probablemente, fue el cementerio del monasterio altomedieval de San Andrés de Población, que aparece -entre otros documentos- en el acta fundacional de San Pedro de Tejada, a mediados del siglo IX. Reflexiones en voz alta para comenzar el 2015.

"...Aunque suscribo en gran medida estas palabras del cronista de Carlos V, he de matizar que en Quecedo no siempre comíamos pan “tierno del día antes”. Las hogazas, envueltas en telas de algodón o lino, tenían que durar al menos una semana y, pasados unos días, quien no gozara de una fuerte dentadura no tenía más remedio que mojar el pan. No era raro ver en la calle a algún crío empapando el chusco de la merienda en el agua de la agüera, y en la mesa tampoco extrañaba que los comensales metieran trocitos de pan en sus vasos de vino o, al menos, el borde de la rebanada, pues la corteza podía estar bastante correosa. De cualquier manera, el sabor seguía siendo excelente, porque el aroma de aquellas hogazas se hacía incluso más concentrado y delicioso con el paso de los días. Dicho esto, hablemos de las viandas a las que solía acompañar tan rico pan". [Seguir leyendo]
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