Habíamos dormido poco y ni siquiera pudimos desayunar. Pese a ello Javier me dijo: "pasamos un momento por la emisora ¿no?". Fue breve porque podíamos perder el tren. Con esa conversación cerramos el reportaje en el que contamos un poquito de lo que pasó el domingo. Fueron tantos los sentimientos que compartimos con Javier Ruibal en la iglesia de Condado que resulta difícil expresarlos por aquí. Desde la alegría carnavalera hasta la tristeza profunda ante el amigo perdido. Música mestiza en manos de una voz y una guitarra a las que sentimos disfrutar tanto como nosotros. Una comunión entre Javier y el público que nos lleva a ponerle, definitivamente, en nuestro altar musical. Gracias, maestro.
Aprovecho también para agradecer a todos los que lo hicisteis posible con vuestro trabajo: viajes, montaje y desmontaje de escenario, control de entradas, sillas, atenciones, compañía...Gracias a la parroquia por dejarnos el templo, a la junta vecinal por las sillas, a Alfonso Ortiz por estar ahí y a los socios de Radio Valdivielso por existir.
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Javier Ruibal en Valdivielso
Agosto2018 |
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