Salvo que sus biznietos nos cuenten más cosas, la historia del maestro rural don Federico Palencia Sedano, como la de tantos otros maestros y maestras, se puede resumir en media docena de pequeños recortes de prensa, y tan solo un renglón en un listado de la Dirección General de Instrucción Pública. Sin embargo, a mí me parece que don Federico fue un gran hombre e intentaré explicar por qué.
Federico Palencia Sedano nació en El Almiñé en 1853, siendo uno de los cuatro hijos del matrimonio formado por Casimiro Palencia y Josefa Sedano, ambos naturales de dicho pueblo. La primera noticia que tengo de don Federico como maestro lo sitúa en Gallejones (Valle de Zamanzas) y consiguiendo una permuta con don Hilario Real Varona, que era el maestro de Porquera del Butrón. Esta permuta se llevó a cabo en 1884, y gracias a ella pudo don Federico trasladarse a una escuela de su Merindad de Valdivielso natal, y trabajar a solo 7 kilómetros de su pueblo. Se casó con una moza de El Almiñé llamada Juliana Martínez y Marquina, y con ella tuvo al menos dos hijos y dos hijas que, si bien nacieron en Porquera del Butrón entre 1889 y 1900, más tarde contrajeron matrimonio con naturales de El Almiñé, Quintana, Población y Valhermosa. Y lo curioso es que don Federico, aunque en 1897 había acordado una permuta con el maestro de El Almiñé don Mateo Martínez, no consiguió que se la autorizaran. En 1911, con 58 años de edad, seguía siendo maestro en Porquera, un pueblo que desde octubrre de 1902 no pertenecía ya a la Merindad de Valdivielso, sino a un municipio de nueva creación llamado Los Altos de Valdivielso.
¿Por qué no consiguió don Federico que le aceptaran la permuta con el maestro de El Almiñé? ¿Por qué tuvo que permanecer en Los Altos, probablemente durante el resto de su vida laboral, y no pudo vivir más cerca de su familia, en el Valle?
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Texto: Mertxe García Garmilla
Foto: Escuela de Valdenoceda años 30