«Cuantas veces allá en la escuela de aquel pueblo tranquilo, que ya ha casi un año tanto echo de menos, he tenido ocasión de llevar al ánimo de los que me escuchaban mi odio a la guerra…». Así empezaba Faustino García Nogal un artículo, más bien unas sencillas reflexiones, que escribió en 1937, en plena guerra, y que aparece íntegro al final de este texto.
Don Faustino García Nogal era un maestro de 24 años recién cumplidos cuando en 1934 llegó a la escuela de Puentearenas. El 18 de julio de 1936 tomaron él y su esposa el coche de línea, a las 9 de la mañana, cuando, según declararían más tarde varios testigos, en Valdivielso aún no se sabía qué estaba pasando. El maestro iba a Madrid a pasar sus vacaciones y estas fueron muy largas.
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