Ha pasado un mes desde que el volcán de La Palma se despertó. En este tiempo, hemos conectado dos veces con Gadi, nuestro corresponsal. No pretendemos competir con los grandes medios, solo conocer por boca del amigo, cómo van viviendo la situación. La primera vez estaba en los Llanos. Habló del sonido de truenos, de tormenta profunda que suena continuamente. "Hay ceniza en el aire y las calles están medio vacías con la poca gente que camina cabizbaja, llena de incertidumbre". Gadi lleva allí 38 años y habla de cómo la naturaleza nos pone en nuestro sitio, "esto es una cura de humildad". Recordó que aquí no hay volcanes pero que hasta hace poco teníamos una central nuclear. Gadi tiene su otra casa en Tartalés, desde hace 32 años.
Días después, volvimos a Garafía, donde vive Gadi, cerca del observatorio astrológico de Roque de los Muchachos en la cumbre de Garafía. Hasta allí, a 40 kilómetros del volcán y con una montaña de 2.500 metros en medio también llegan las cenizas. Los lugareños lo llaman la bestia. "Desde casa oímos sus rugidos y vemos su resplandor". También el vecindario ha crecido allí por la gente que se ha desplazado. "Los lugareños esperaban que en Cumbre Vieja despertara el volcán. Era un desastre anunciado. A nuestro amigo Kiko le molestaba mucho que el museo arqueológico benahoarita se hiciera allí". También recordó que la vida sigue en el resto de la isla, que el volcán solo afecta a una pequeña parte de La Palma. La foto es de ayer, desde una zona desalojada de Los Llanos. Vaya todo nuestro cariño para los palmeros.

Si un domingo a las 4:30 de la tarde alguien llama a la puerta de tu casa es probable que no conozca lo importante que es la siesta para muchos de nosotros. Aquel día quien llamaba era alguien que se presentó como un oyente de Radio Valdivielso en Escocia. Eso hizo que su presencia resultara menos inoportuna. Miguel Vivanco es español y escocés. Su hijo David, escocés y español. Con los dos quedé para charlar, unos días más tarde, en nuestro estudio y con los dos hablamos de pintura y música, de murales y gaitas, de soldados y canciones, de reyes y tortillas. David sacó su gaita escocesa y mantuvo la tradición que hace unos meses comenzó un gallego y que tanto debe gustar a Pedrito.

El pasado miércoles los grandes medios de comunicación se hacían eco de que el actor canadiense William Shatner, protagonista de Star Trek, se había convertido, a sus 90 años, en el astronauta más viejo de la historia. Ese mismo día, en Valdivielso la noticia fue que Paco de Arroyo volvió a subir a las Cabañas de los Moros, a los 94 años. Para ello no necesitó los millones de Jeff Bezos. Le bastó su fuerza, su ánimo y, suponíamos, la complicidad y el cariño de su hijo Paquito. La noticia nos animó a invitar a Paco a volver a la emisora para conversar un rato. Así supimos que hace más de 50 años que nos subía a las famosas oquedades de Arroyo, también que ha sido su nieta, Paloma, la que más le insistió desde hace meses a volver allí. Paco recomienda poner un cartel de precaución para que la gente que suba lo haga con cuidado. También hablamos de algunas de las mujeres de su vida, de los trabajos, de la escuela o de los bolos. Como dice Paco, hubo un tiempo en que hubo que marcharse "por el mundo alante" pero nunca dejó de sentirse hortelano. Aún cultiva la huerta y está empezando a aprender a cocinar. Parece que las sopas de ajo no se le dan mal. ¡Enhorabuena, Paco!

Vladi nos enumera hoy una serie de cosas que, habitualmente, tiramos de nuestras verduras y que también pueden ser parte de nuestra alimentación. Si el mensaje viniera de otro, podríamos imaginar que nos está preparando para tiempos de escasez. Tratándose de "El Macetero", bien sabemos que se trata de ser más sostenibles y no malgastar nada.

"La Confederación Hidrográfica del Ebro realiza seguimiento de las náyades autóctonas en Burgos ante su situación de peligro" decía el titular que la pasada semana leímos en la prensa provincial. En él se hacía referencia a Valdivielso, el tramo entre Valdenoceda y Pangusión es donde se llevará a cabo ese estudio. Ante esta noticia, solo nos quedaba hablar con nuestra experta, Ana Rallo. La náyades son mejillones de agua dulce y por aquí se las ha llamado cascarabijas o escarabijas. Son un buen elemento en el ecosistema donde actúan como pequeñas depuradoras. Las de Valdivielso son de las poblaciones mejor conservadas de la península ibérica . Son autóctonas, viven enterradas y microfiltran el agua, eliminando la turbidez. Ana nos habla, entre otros asuntos, del daño que hacen los azudes y los dragados de los ríos y recuerda lo que sucedió cuando se dragó el Ebro al hacer la minicentral de Quintana. Aunque la vida de una náyade parece muy aburrida, lo que nos contó Ana resultó apasionante.

Desde hace décadas, Europa ha puesto en marcha programas que permitan a los habitantes de los diferentes países del continente estudiar, viajar y conocer otros estados, otros idiomas, otras gentes. Desde hace algún tiempo, algunos se acercan hasta Valdivielso de la mano de iniciativas relacionadas con el desarrollo rural o el medio ambiente. Algunos lo han hecho gracias a nuestro vecinos, como Dani de la huerta de Quintana, y otros han pasado al lado de Ábrego u otras asociaciones amigas. Hace un par de semanas, el curso de conservas vegetales que llegó a Condado trajo a algunos de ellos y pudimos charlar y oír cantar en nuestro estudio a gente llegada de Italia, Hungría o Francia. De vez en cuando, conviene recordar que nuestra puerta abierta no para de hacernos regalos con diferentes acentos. Y nos encanta. Gracias a Dora,Valeria, Miranda, Fany, Pierrick y Astrid por disfrutar del poder de lo pequeño.