Una geometría perfecta, una tremenda precisión en sus piezas y una nitidez maravillosa en su montaje. Sutil, pequeña y ligera esta arquitectura que parece flotar, pasa desapercibida, visualmente aplastada, por la grandilocuente construcción que corona la montaña, siendo ambas obras llevadas a cabo en las mismas fechas. Armonioso y elegante. Luminoso y perfectamente compuesto, a ratos admirable, el sonido que hoy nos visita es el trabajo de un maestro de la música, conocedor del oficio y con talento. Su obra nos pasa un tanto desapercibida, casi oculta, al coincidir en el tiempo con uno de los grandes hacedores de sonido.
Les dejo con la ligereza de Mies van der Rohe, que guarda la montaña de Montjuic y la armoniosa sutileza de una partitura para oboe del maestro Cimarosa.
Texto y foto: Aurora Espiga.
|
Juan nos presenta “Allegro" de Domenico Cimarosa Feb2017 |
|