Estuvo en #presura y lo hizo con su inseparable boina. Allí nos lo encontramos defendiendo la silvicultura en cada una de las mesas en las que se abrió el micro al público. Antonio Chicote, presidente de la Cabaña Real de Carreteros volvió ayer a Radio Valdivielso para hablarnos, entre otras cosas, de las propuestas hechas desde Juntos por los bosques para gestionar los montes y poder crear 20.000 puestos de trabajo. La conversación nos llevó a muchos sitios: el encuentro que hace meses tuvo con Felipe VI o el que hace años nos unió con la gente de Albaloa.

Hoy Alberto nos habla de la Navidad de un modo diferente, más bien de las navidades, como él dice. El solsticio de invierno marca las celebraciones de esta época en distintos momentos de la historia y vestido de diferentes creencias. El sol que permite que haya vida en este planeta ha sido en muchas épocas la principal deidad. Alberto trae un par de temas musicales para contar cómo se vivía la "navidad" en Roma y en tierras vikingas. Te sorprenderá cómo suenan.

Hace unos días, José Manuel Alonso compartía esta vieja imagen de su archivo personal. Entre quienes aparecen en ella, está Saturnino de Condado. Es el primero de la derecha, con su chaqueta oscura y su pelo cano. Rápidamente, nos acordamos de aquel día en que llamamos a su hijo, nuestro abuelo Jesús, para felicitarle por su 96 cumpleaños. La conversación le trajo recuerdos. El primero hablaba de una nevada que, cuando él tenía 11 años, cayó un 16 de mayo dejando una cuarta de nieve en las calles. Después apareció Saturnino, su padre, "era como el abogado de Valdivielso, un hombre sabio y generosos que hacía las liquidaciones de cuentas de quienes se lo pedían". No valía para cobrar por lo que para los abogados de la época era una muy mala competencia. Más tarde intervino Maruja, nieta de Saturnino, que le recordaba siempre rodeado de niños. "Siempre contando chiste, cuentos o canciones. Tenía un gran sentido del humor. Nadie ha contado las fábulas como él". Las vieja foto nos trae palabras del año 2009, del payo de la memoria sonora de nuestra radio.

Hay muchas plantas que dan su fruto en invierno, y que son fundamentales para la alimentación de la fauna de nuestros campos, montes y bosques, en época en la que escasea la comida. Estas plantas les proveen de grasas y aceites, vitaminas y nutrientes esenciales para que puedan pasar el frío invierno. Nosotros nos alimentamos de algunas de ellas, pero también las utilizamos como adornos, especialmente en esta época Navideña. De esto va nuestra entrega de hoy . Castañas, castañeras, madroños o albortos, saúcos, escaramujos o membrillos se cuelan por aquí. También se cuela algún yihadista.

Otro valle se coló en nuestra radio, el lejano valle de los Pedroches en la provincia de Córdoba. Desde allí nos llamó Alberto y, claro, le pasamos a antena. Quería saludarnos porque él es uno de esos oyentes que nos escucha desde la lejanía, a través de internet y de los podcast que compartimos. El saludo se alargó y se convirtió en conversación. Supimos de su apuesta por el pueblo y la ganadería, de las dificultades para poner en marcha su rebaño de ovejas, de lo poco que apoyan los propios lugareños, de las engañosas ayudas...

Chelu, Jose Luis Garcia Ruiz, fue de los pocos privilegiados con los que charlamos en los provisionales estudios La Encina de Radio Valdivielso. Entonces, vino con el relato que había escrito sobre el asesinato del cura de Tartalés, titulado "El sueño argentino". Esta vez pensábamos hablar de su última publicación "Giustizia e Libertà.Un anarquista italiano en Las Merindades". Lo hicimos pero antes supimos que Chelu preside, desde hace 5 años, el Centro Burgalés de San Sebastián. Este centro se fundó en 1916 y a pesar de sus orígenes elitistas fue lugar de encuentro del éxodo rural para cientos de paisanos. Hoy, entre otras cosas, cuenta con sociedad gastronómica y grupo de tamborrada. Chelu es amigo de Antonio Alcalá, juez de paz consorte de Valdivielso, conquense de pro y su compañero de trabajo durante mucho tiempo. De e todo eso y algunas cosas más hablamos por aquí.

A punto estuvo mi abuelo Valentín de no llegar a conocer a mi abuela Juana. A punto estuvo mi abuela Juana de no poder casarse con mi abuelo Valentín. La enfermedad de un soldado y el traje de un magnate configuran dos anécdotas familiares que, en definitiva, hablan de lo leves que suelen ser los hilos con los que se teje el destino. El recuerdo más antiguo que tengo de mi abuelo es una imagen en la que él está sentado sacándose unas enormes botas altas de goma negra y quitándose unos gruesos calcetines de lana cruda. Sus pies son recios, grandes y fuertes. Yo me acerco hasta él, llevando en brazos sus zapatillas, y se las calzo con gran esfuerzo por mi parte. A continuación me empeño en llevar las botas hasta la cocina, una con cada mano y a rastras, porque no las puedo levantar, pero eso he de hacerlo yo y no dejo que nadie me ayude. Aunque apenas tengo cuatro años, sé que mi abuelo ha venido de trabajar en el muelle, donde hay muchos barcos, y ya está en casa y puede descansar. Andando el tiempo, él me contó muchas veces por qué tenía los pies tan fuertes. Decía que, desde muy pequeño, cuando trabajaba cuidando ganado, solía andar por el monte descalzo, porque en aquellos tiempos los niños como él no tenían zapatos, y las alpargatas eran solo para ir a misa el domingo. Esto sucedía en Quecedo de Valdivielso, el pueblo donde Valentín Garmilla Alonso había nacido un 16 de diciembre de 1892... [Seguir leyendo]