Hermi era dura, valiente y luchadora. Disfrutaba caminado junto a los amigos del Club de Senderismo José María Negro, disfrutaba viajando y conversando con los amigos, escuchando nuestra radio. Hermi sabía hace tiempo que la vida se le acababa, demasiado pronto, y se aferró a ella desde su cuerpo maltrecho. Viajó mal herida los últimos meses de su vida queriendo llevarse los lugares, los colores, los sabores de tantos lugares que no se quiso perder. A todos los sitios llevaba a su gente, llevaba a su valle. Dijo que quería volver a su pueblo, a Panizares, a su mágico bosque de Tejos milenarios. Allí se quedarán sus cenizas este próximo sábado. Allí acudiremos saliendo de la plaza a partir de las 19 horas. Es probable que mirando hacia arriba la volvamos a ver sonriente, feliz.